3B HISTORIA
EES Nº 27
Curso: 3º B T.T.
Asignatura:
Historia
Nombre
del Alumno/a:…………………………………………………….
1. LA SOCIEDAD COLONIAL EN BUENOS AIRES
Grupos sociales. Vida cotidiana
Ministerio de Educación
- e d u c . a r 1La sociedad colonial en Buenos Aire s
Durante casi dos
siglos, Buenos Aires fue un pequeño poblado habitado por comerciantes,
militares y funcionarios reales. Esta situación comenzó a cambiar a mediados
del siglo XVIII pero, sobre todo, con la creación del Virreinato del Río de La
Plata, en 1776. A partir de ese momento, Buenos Aires se convirtió en la
capital del nuevo virreinato. Fue tomando una importancia que nunca antes había
tenido y se produjeron en ella grandes cambios. Estos cambios pudieron
observarse en las transformaciones urbanas, especialmente en la edificación, y
también en las manifestaciones culturales.
Por aquella época, la
vida social de Buenos Aires tenía algunas características que aún hoy se conservan,
pero también otras que han cambiado notablemente.
Lean con atención los
siguientes textos y luego resuelvan las actividades propuestas.
Las comidas
“Las gentes vivían de un modo muy sencillo. En general el
almuerzo era chocolate o café con leche, con pan o
tostadas de manteca o bizcochos. Nada de tenedor. Se comía a las
doce en las casas pobres, a la una en las de
media fortuna; en las más ricas, a las tres y la cena se servía
a las diez u once.
En las casas ricas había una mezcla de comida española y
francesa. Cada casa tenía uno o dos esclavos, que
hacían enseñar a cocinar. De estos, se disponía a la voluntad de
los amos.”
Tomado de Mariquita Sánchez, Recuerdos del Buenos Aires
virreinal, N Editorial,
Buenos Aires, 1953.
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Las confiterías y los restaurantes
“[...] había una sola fonda –la de los Tres Reyes–. También se
daban comidas en lo de un tal Monsieur Ramón,
pero para llevar ‘a domicilio’. Muchos señores enviaban a sus
esclavos a la casa de ese señor para que aprendieran
a cocinar.”
Tomado de José V. Ullúa, La vida en la colonia, Buenos
Aires, CEAL, 1970.
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Las diversiones
[...] las corridas de toros fueron una de las diversiones
populares típicas. Las primeras corridas se hicieron en la Plaza Mayor. Como
estos espectáculos sólo se ofrecían en algunas ocasiones (cumpleaños del Rey,
nacimiento de un príncipe), en esos días se levantaban empalizadas de madera,
que delimitaban la arena, y alrededor de ellas se disponían asientos para el
público.
Adaptado de José V. Ullúa, op. cit.
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Leer y escribir
“Poca gente sabía leer y escribir, en su gran mayoría eran
blancos de familias ricas. Los libros no eran muy abundantes ni mucho menos.
Había pocas bibliotecas, una sola imprenta y la entrada de libros a las colonias
estaba muy controlada; se prohibía la entrada de toda obra que fuera
considerada inmoral o que pudiera alterar el orden.”
Tomado de José V. Ullúa, op. cit.
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Actividades:
a. En los
fragmentos citados se menciona la presencia de los esclavos negros. ¿Qué
trabajos realizaban? ¿Qué otro grupo
social se menciona y qué actividades realizaba?
b. Relean
el fragmento de Recuerdos del Buenos Aires virreinal escrito por
Mariquita Sánchez a mediados del siglo XIX. En él, muestra las costumbres de la
época que ella había observado. ¿A qué grupo social les parece que perteneció?
Justifiquen su respuesta.
c. Elaboren
un cuadro de dos columnas en el que señalen diferencias y similitudes que
existen entre las costumbres de la época de la Colonia y las actuales, a partir
de los datos que brindan los
textos y de la propia experiencia.
2. LAS
MUJERES EN LA HISTORIA RIOPLATENSE
Poca
información es la que nos brindan los textos escolares acerca de las mujeres de
la elite colonial que vivieron durante la época del virreinato. Las imágenes
más comunes las muestran amenizando unas fiestas características de su grupo
social, las tertulias, o bien organizando el trabajo de una numerosa
servidumbre, en las grandes casonas coloniales. Y eran tareas y actividades
propias de las mujeres de este sector social.
Pero,
¿qué otras cosas hacían? ¿Cómo era el vínculo con sus padres y sus maridos?
¿Cuál era el modelo de mujer aceptado por su grupo social? ¿Qué educación
recibían? ¿Con quiénes se casaban? ¿Podían elegir a sus maridos? ¿Podían
recorrer caminos distintos de los pautados socialmente?

Una vida con escasas opciones
«Aunque la mujer tenía derechos legales limitados
(como el derecho a heredar), ninguna mujer [...] podía tener una profesión,
porque se pensaba que era incapaz de cualquier tipo de vida fuera de su
hogar. Para las mujeres de Buenos Aires solo había tres opciones: el
matrimonio, la soltería o la entrada en un convento de clausura. Por los
informes de los viajeros que visitaron Buenos Aires sabemos que las mujeres
que elegían el matrimonio o la soltería debían llevar una vida tranquila y
cortés centrada en el hogar y en la iglesia. En sus hogares, y en las
reuniones sociales, las mujeres no debían desplegar inteligencia, sino más
bien brindar el toque amable a los invitados, ser capaces de una charla
agradable y vivaz, de bailar danzas españolas y francesas, tocar la guitarra
y cantar. Otra cosa que podían hacer las mujeres era tocar el arpa. Siempre
iban bien acompañadas cuando salían de sus casas, y las bien educadas no se
mezclaban con la gente "vulgar". [...] Aunque las invitaban a
bailes, fiestas y tertulias, quedaban excluidas de muchas de las reuniones
que abundaban en la vida social de los hombres» (Socolow, 1991).
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La educación de las mujeres de la elite
«La ignorancia era perfectamente sostenida. No
había maestros para nada, no había libros, sino de devoción e
insignificantes, [...] ya debes de conocer lo que sabían las gentes, leer,
escribir y contar, lo más. Para las mujeres había varias escuelas que ni el
nombre de tales les darían ahora. La más formal donde iba todo lo más notable
era una vieja casa [...]. La dirigía doña Francisca López, concurrían
varones y mujeres. Niñas desde cinco años y niños varones hasta quince,
separados en dos salas, cada uno llevaba de su casa una silla de paja muy
ordinaria hecha en el país de sauce; este era todo el amueblamiento, el
tintero, un pocillo, una mesa muy tosca donde escribían los varones primero y
después las niñas. Debo admitir que no todos los padres querían que supieran
escribir las niñas porque no escribieran a los hombres; estas sillas
ordinarias que ni para muestra hay ahora, no era fácil tenerlas tampoco
porque había pocas, todos los oficios eran miserables, así muchas niñas se
sentaban en el suelo sobre una estera de esas de esparto. Había una mesita
con un nicho de la Virgen donde se decía el bendito a la entrada y a la
salida. Este era todo el adorno de la principal sala y en un rincón la cama
de la maestra: el solo libro era el Catecismo, para leer en carta cada niña o
niño traía de su casa un cuaderno que les escribían sus padres, y se le decía
el proceso: todo lo que se enseñaba era leer y escribir y las cuatro primeras
reglas de la aritmética, y a las mujeres coser y marcar [...].
»Había algunos pardos que enseñaban la música y el piano, este era el solo adorno para las niñas. No puedes imaginarte la vigilancia de los padres para impedir el trato de las niñas con los caballeros, y en suma en todas las clases de la sociedad había vanidad en las madres de familia en este punto. La dicha de los padres era tener una hija monja, un sacerdote, y la sociedad giraba sobre esta tendencia»
(Sáenz Quesada, 1995).
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Las actividades de las niñas, las relaciones
familiares
Las niñas de las familias decentes
del Buenos Aires virreinal solían pasar la mayor parte de su tiempo en sus
grandes casas de la ciudad, entre costuras, bordados, zurcidos y asistencia a
misas. Sus padres les enseñaban las primeras letras, para que pudieran
colaborar en las empresas familiares.
Las niñas participaban de las tertulias, esos ámbitos de sociabilidad tan típicos de la elite colonial. Los fines de semana, dejaban la casa de la ciudad, para ir con sus padres a las quintas y estancias que estos poseían en la campiña cercana. Por lo general, crecían mimadas por la servidumbre de la casa. El cariño no era lo más característico en las relaciones familiares. El trato de los padres hacia sus hijos se caracterizaba por la severidad y la distancia. (Adaptación de Luna, 2000). |
Matrimonios por conveniencia
En los hogares de la gente decente era habitual
que los padres eligieran maridos para sus hijas. Los matrimonios así pautados
no tenían en cuenta los sentimientos de las jóvenes, sino los intereses de
familia. A través de un buen matrimonio se buscaba mantener o incrementar el
patrimonio familiar. Los ricos comerciantes, por ejemplo, se preocupaban por
pactar matrimonios con hombres que a través del ahorro y la buena
administración dieran continuidad a sus empresas mercantiles.
En este sentido, los españoles contaban con ciertas ventajas sobre los criollos. Las familias decentes los consideraban más trabajadores y ahorrativos que los nativos. El dicho «Vino, marido y bretaña, de España»*, que estaba muy extendido en la época expresaba muy bien esta preferencia. Susan Socolow (1991) sostiene que el casamiento de la mujer criolla socialmente establecida con el recién llegado de España no era solo una norma aceptada en Buenos Aires, sino que estaba extendida por la mayor parte de Hispanoamérica. (Adaptación de Luna, 2000).
* Lienzo fino, encaje.
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El amor en lucha contra la
conveniencia: surgimiento de una nueva sensibilidad
Hacia 1803 Mariquita Sánchez tenía 14
años. Pertenecía a una distinguida familia porteña. A pesar de su juventud,
Mariquita decidió cuestionar las rígidas costumbres de su época en torno al
matrimonio. No aceptó casarse con el hombre elegido por sus padres, el
español Diego del Arco. Amaba a un joven, llamado Martín Thompson
y, animada por tales sentimientos y por una personalidad que comenzaba a
definirse como muy libre y transgresora, resistió las imposiciones paternas.
Ante la intransigencia de sus padres, ella y Martín decidieron llevar el
enfrentamiento a la esfera pública. Presentaron un juicio de disenso ante las
autoridades virreinales y, finalmente, fue el virrey Sobremonte el que
dirimió el conflicto, fallando en favor de los enamorados.
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La historiadora María Sáenz Quesada (1995)
considera que Mariquita fue expresión de una nueva sensibilidad social:
«[...] en esta lucha de carácter personal los
novios no estuvieron solos. En efecto, la cuestión del casamiento con el
elegido del corazón era uno de los grandes temas de la vida privada que
debatía la sociedad finisecular. Si en Francia acababan de abolirse los
privilegios que venían del Medioevo, si el espíritu del siglo tendía a acabar
con las herencias gravosas, si los pensadores, literatos y poetas elogiaban
el individualismo y la religión del corazón por encima de las frías normas,
¿podrían escapar los súbditos americanos de la Corona española al influjo de
tales cuestiones?».
La firmeza de Mariquita al sostener contra viento
y marea sus derechos, de los 14 a los 17 años, da cuenta además de una
decisión que era fruto de su notable fortaleza, el punto de partida de una
nueva sensibilidad social ante el matrimonio: la revalorización del amor de
la pareja por encima de los intereses del grupo de familia.
En este punto, la joven contaba con el respaldo
moral del obispo Azamor y Rodríguez, titular de la diócesis de Buenos
Aires. Este había sido íntimo de su casa. Murió cuando ella tenía unos diez
años; es fácil imaginar que esa niña, presente en las tertulias de los
mayores como se acostumbraba en Buenos Aires, debió escuchar y absorber estos
nuevos y atractivos conceptos que tan bien se adecuaban a su íntimo anhelo de
libertad. Más sorprendente es que su padre, tan amigo del obispo Azamor,
adoptara en oportunidad del enlace de su única hija un comportamiento
intransigente. Pero una cosa era el vínculo amistoso, y otra muy diferente aceptar
los revolucionarios criterios del prelado en lo que hacía al manejo de sus
intereses de familia.
«En sus escritos, Azamor había
defendido la libertad de elección de su pareja por parte de los jóvenes [...]
»Esta postura [...] era también la del progresista fiscal de la Audiencia de Charcas, Victorián de Villaba [...], para quienes la oposición de los padres respondía al capricho o a deleznables conveniencias económicas o sociales. Tanto el prelado como el fiscal expresaban un clima de ideas contrario a la Pragmática Sanción que en la década de 1780 había tendido a vigorizar la autoridad paterna a fin de evitar que la sociedad estamental se quebrara por matrimonios entre personas de diferente nivel social o de castas distintas. Según dicha Pragmática, los hijos, incluso los mayores de 25 años, debían solicitar el consentimiento paterno. La transgresión a esta norma se castigaba con la pérdida del derecho de herencia. En ese ambiente movilizado por nuevas ideas y nuevos protagonistas, los argumentos contrarios al noviazgo resultaron inconsistentes [...] »Aunque no fue el único juicio de disenso de esa década, pues hubo algunos otros de importancia en que los hijos pusieron pleito a sus padres, el de Mariquita y Martín tuvo una repercusión especial. [...] Ella y su novio se habían convertido, sin buscarlo, en pioneros de esta nueva sensibilidad» (Sáenz Quesada, 1995b).
¿Revolución en la condición de la mujer?
La Revolución no modificó la
condición de las mujeres de la elite heredada de la colonia, ni siquiera en
lo relacionado a la libre elección de pareja. La tradicional costumbre de los
padres de elegir maridos para sus hijas continuó imperando. Hasta un hombre
con ideas políticas tan radicalizadas como Juan José Castelli siguió
en este aspecto apegado al pasado. Hacia 1811-1812 se convirtió en
protagonista de un escándalo público al negarle a su hija la posibilidad de
casarse con un oficial que militaba en las filas de Saavedra.
Por entonces, Mariquita Sánchez de Thompson, desde las hojas y periódicos más radicales, incorporó al debate público el tema de la educación de las mujeres y cuestionó el rol subordinado y dependiente que se le asignaba a la mujer en el proceso revolucionario. (Adaptación de Luna, 2000). |
Actividad
1
Elabora
un relato sobre texto “El amor en lucha contra la conveniencia: surgimiento
de una nueva sensibilidad” sobre la vida de Mariquita Sanchez de Thompson, que incluya los siguientes
aspectos:
- ¿Cómo era la educación de
las niñas?
- ¿Qué expectativas tenían los
padres con respecto a su futuro?
- ¿Cuál era el modo habitual
de concertar matrimonios entre los miembros de este sector social?
- ¿Qué posibilidades había de
tomar decisiones alternativas e introducir cambios en la sociedad del
momento?
Actividad
2
Si
hubieran sido mujeres como las del relato...
¿Qué
trabajo podrían haber desempeñado? Tachen lo que no corresponda:
- médica
- abogada
- monja
- actriz
- comerciante
- ama de casa
Con
respecto al matrimonio, cuenten o escriban:
Con
respecto a la educación, cuenten o escriban:
- ¿Cómo se imaginan que habría
sido un día de clase en aquella época? ¿Cómo se imaginan la escena?
- Represéntenla mediante un
dibujo.
Actividad
3
Planifique
otras actividades para conocer la situación de la mujer en la actualidad
respecto de problemáticas similares. Con este propósito, le sugerimos:
- realizar encuestas a mujeres de diferentes
edades (de más de 70 y de menos de 40 años) para obtener datos sobre la
educación, la inserción laboral y la elección de pareja en diferentes
épocas y para conocer qué cambios se produjeron y cuáles no;
- buscar información sobre mujeres que
desempeñen un rol activo en la defensa de los derechos de la mujer en la
actualidad, para conocer acerca de los organismos que se ocupan de estas
temáticas y qué actividades desempeñan;
- buscar imágenes de revistas que reflejen a
la mujer actual en diferentes situaciones (trabajo, educación, defensa de
sus derechos). Puede disponer esas imágenes de tal modo que propicien una
comparación con la situación de la mujer, que ha sido reflejada en los
cuadros ya trabajados.
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